29 de Enero 2008

Reloj de mano

No llevo reloj,
atado a mi muñeca.

No lo llevo.

Tampoco mis dedos se visten de plástico.
Como cuando éramos canijos y
jugábamos al fin del mundo.
Las autoridades sanitarias me advierten.
Aún así,
me salto las comidas. No me comprometo
con los tiempos que corren.
Pero los segundos corren
y el tiempo vuela.
Algo se me escapa. Y todo fluye,
como los fonemas que componen ese verbo,
desde los labios
al principio de mi garganta.
Pero no es agua lo que trago.

No es agua.

Y el tiempo no está,
engarzado entre mis dedos.
El tiempo se me escurre
y me doy cuenta
de que no te tengo cerca.

No te tengo.

Escrito por La pequeña Delirio a las 12:56 PM | Comentarios (2)

28 de Enero 2008

Escribir desde el estómago

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Te pienso desde mis ju(e)gos gástricos, sales sin permiso y paladeo tus malas formas. Hago de mis tripas corazón. Me trago todos tus te quieros, tus faltas de ortografía, tu amor descafeinado y tu triste aguijón. Guardo luto por mi orgullo. Me lavo la cara con lejía. Cicatrizan todas las heridas que dejaron en mi rostro el paso de las lágrimas. En estos momentos querría ser ella. Y tener una excusa para memorizar la ciudad. Escondida en algún lugar de mala muerte. Esperando delante de tu puerta a que amanezca. Otra vez.

Escrito por La pequeña Delirio a las 7:15 PM | Comentarios (2)

Juno

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Escrito por La pequeña Delirio a las 10:12 AM | Comentarios (0)

20 de Enero 2008

Dreaming my dreams (un año más)

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Cuando era pequeña, más pequeña todavía, recurría a los cuentos para quedarme dormida. Secuenciaba los momentos reseñables del día que acababa de pasar y apagaba las luces. No he crecido mucho desde entonces. Sigo imaginando antes de irme a la cama. No tiene por qué tener un sexo definido, pero hoy se me antoja masculino. He reciclado mi falda del colegio. Ahora es un juguete más de los que se pueden encontrar en mi armario. Y él lo sabe. Oh, maravilloso conductismo. Dale a un niño hambriento un caramelo cuyo envoltorio brille más que ningún otro, deja que pasen dos, tres días y enséñale el vestido de fiesta otra vez. Babeará, seguro. Pero volvamos a mi sueño secuenciado. Tradicional falda de colegiala al estilo Lulú. Tu mano sobre mi pierna, subiendo, cerciorándose de que no llevo bragas para estar por casa. Sonreir con intenciones y decirte muy cerquita de la oreja que me he pintado de rojo una parte del mi geografía. La equis marca el lugar y mil besos en la primera cicatriz, profundos y precisos. Terribles. No te preocupes, no pienso echar a correr. Encajamos, contra todo pronóstico. Me agarras fuerte, muy fuerte. Y manejas con precisión de cirujano tus manos. Me elevas. Y me miras. No podrías hacerme más daño que callando. Y no hablas mientras me follas. Con tu corazón de depredador. Yo sé que esto es un sueño, claro, y que cuando me corra desaparecerás de entre mis piernas. Los neurólogos opinan: los sueños intensos, recurrentes, deseados, son tan reales como lo vivido; al menos, así parece ser en el delicado sistema nervioso humano. Dreaming my dreams. Y pégame fuerte. Mañana los cardenales tan solo serán mis ojeras.

The Cranberries - Dreaming my Dreams

Escrito por La pequeña Delirio a las 9:56 PM | Comentarios (7)

Godot era un mal amante

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Cuando leí Esperando a Godot no pensé que me acompañaría hasta el siglo XXI. Escribí un cuento estúpido y poco más. Pero, como un chicle en el zapato, esta obra de teatro se ha seguido sucediendo en mi latir cotidiano. Hace apenas unos minutos me han abordado unas cuantas imágenes mientras me duchaba. No me tomo a la ligera que Godot haya violado mi muy meditado ritual de limpieza. Es probable que haya escogido el momento preciso -en el que más vulnerable era- para recordarme la eterna espera. Nunca deseada y siempre deseante, hasta el borde, en el abismo. De hombros pequeños y manos de anuncio. Espectante. Espectadora. Triste y contrariada frente al espejo. Contando de cabeza cada uno de sus rincones imperfectos. Haciendo inventario de todo aquello de lo que se desharía sin pensar, corneas y ovarios incluidos. Mierda, y jugando a ser feliz en la isla de Nunca Jamás. Godot es un grandísimo hijo de puta. Tiene razón. Debería haberme mudado de cuerpo, hace demasiado tiempo. Y haber tomado más de una iniciativa. Pero eso ya lo sabía...

Escrito por La pequeña Delirio a las 2:59 AM | Comentarios (0)

19 de Enero 2008

Matando fantasmas

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Hay tantas formas de violar(nos). Yo he escogido una inaudita. Y me atrevo a revelarles que no ha sido como lo esperaba. Es cierto que guardaba una cierta expectativa, para nada elevada. Esperar conlleva demasiados riesgos. Muchos opinan que la perdición del ser humano está estrecha e íntimamente relacionada con el egoismo y se olvidan de que Mr. Hyde era todo un empirista obsesionado con la verdad. Un altruista enamorado de la libertad. La libertad absoluta. Qué hermosa utopía. Es por eso que he decidido yo ser el sujeto y no el complemento directo. He cogido el sintagma nominal y me lo he cosido al cuello del útero. Me he apoderado de todos los símbolos fálicos, los he troceado con mi katana de segunda mano y me he comido los restos embadurnados en salsa teriyaki. Dicen que va genial para ahumados y carnes crudas. Mátenme pero he penetrado el misterio. La verdad duele. Joder, es como si te cercenaran el alma a lametones. Como si anunciaran por la tele que tu musa ha muerto de inconsciencia. Como si te enteraras después de media vida que quería a otra y no a ti. Duele, señores, pero no tanto como que te rompan un himen que nunca tuviste mientras envuelven tu futuro en papel de periódico. De ayer.

Depeche Mode - Useless

Escrito por La pequeña Delirio a las 10:19 PM | Comentarios (0)

18 de Enero 2008

Línea 4

Golpeo la puerta de la calle cada vez que salgo por las mañanas de casa. Muy fuerte. Las puertas hay que dejarlas bien cerradas cuando no quieres que nada entre. Nada que tú no hayas invitado previamente. Es entonces cuando comienza el día, desde la perspectiva de una certeza: el metro de esta ciudad esconde mundos.

Me ha sostenido la puerta de entrada un chico joven. Le he dado las gracias educadamente. Ambos nos hemos acercado a los tornos. Le he adelantado por la derecha. Él ha sonreido.

En el vagón. Un ejecutivo cogido por el cuello agarra una de las barandillas con pose de soldado. Preparado para la guerra bursátil. Se baja en Colón. La chica del pelo corto y el gesto severo se mira en el cristal. No sabe que tiene los hombros más bonitos de toda la línea. Los tirantes le quedan de muerte. Se baja conmigo. Me adelanta por la izquierda. No me sostiene la puerta.

Llego al portal. Busco las llaves en mi mochila. Dos llaves para dos puertas. La pequeña es la de todos. Vulgar, triste, funcional. La grande está reservada a unas cuantas almas. Es como esa chica de tu cafetería preferida. Se toca el pelo, se muerde el labio y te mira descarada. Ha bailado muchas veces la misma danza que a ti apenas te suena. Fascinante e introvertida. De las que abren todas las puertas.

Escrito por La pequeña Delirio a las 2:26 PM | Comentarios (2)

17 de Enero 2008

Ciencias mixtas

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¿A qué sabe un lienzo en blanco? Paladeo unos cuantos sueños recurrentes. Me paseo por la actualidad sin pestañear. Busco entre las páginas de muchos que se enfrentaron a esto antes que yo. Tengo de donde elegir. Unos me dicen que me vacíe entera, que lo deje todo, sin pensar en sonreir. Otros me animan a que me maquille para salir. Mucha base, rímel y marcos rojos que subrayen lo inevitable. Correctores de ojeras que oculten los traumas infantiles y permanentes que simulen una azotea amueblada.

No me vale.

Suena la banda sonora de una película de la que hubo otra antes. Intento recordar el mejor cuento de Asimov y reparo en uno de K. Dick. Los infinitos no son los eternos, pero casi. Doy marcha atrás ¿Alguien me puede decir en qué parte del trayecto me perdí? Nunca hice los ochos como el resto de mis compañeros. Con el tiempo descubrí que si los tumbabas la rutina podía volverse magia. Y es que la realidad parecía llenarse de nuevos significados. Se ampliaba el campo de batalla. Decidí, entonces, que era la hora de optar por un bando. Elegí el de letras puras. A mi pesar. Ahora sé que conjugo mejor en los extremos. No me mires así. Nunca dije que mi lugar estuviera en el medio de la balanza, por mucho que naciera a finales de septiembre.

Escrito por La pequeña Delirio a las 11:58 PM | Comentarios (1)

16 de Enero 2008

Petición virtual, estrellas fugaces y otras metáforas cotidianas

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Explicar lo cotidiano en forma de poema me gusta más cuando me lo piden con cariño. El duende de mi ordenador quiere saber qué temperatura respiro nada más llegar a mi oficina. Calor. El olor propio de un día largo. Me siento en el pupitre. Miro las nubes pasar desde mi ventana. Un trocito de cielo sobre la cabeza. Y busco unas cuantas canciones para animar la mañana.

Androgyny - Garbage
Kingdom - Dave Gahan
Walking with a Ghost - Tegan y Sara

No es extraño que entre en bucle. Y que intente escandalizar a mi compañero de habitáculo. Noticias, noticias, noticias. Una hermosa criatura hablaría de apuntalar la t a la rutina. Yo todavía estoy intentando algún que otro episodio de oscura y fílmica negación. Y respiro hondo antes de aventurarme al frío de un invierno dudoso. Echo de menos al vecino de American Beauty. Se lo comentaba esta pasada noche a alguien bello en un sueño. Me gustaría imaginarme como una Thora Birch en conflictos, justo al borde de la graduación en Ghost World. Evitando crecer. A toda costa. Y enamorarme perdidamente de alguien que mira bolsas de plástico danzar. Aunque sea una estupidez.

Y, aclaro. Fóllame, Shortbus y XXY van de lo mismo. Por fortuna.

Escrito por La pequeña Delirio a las 12:44 PM | Comentarios (5)

15 de Enero 2008

Llevo con orgullo mi primera cicatriz

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Me han surgido dudas sobre la definición. Querría acostumbrarme a los grises, pero supone correr muchos riesgos. Querría creer que los principios son solo eso, pero me dicen que los cimientos deben ser fuertes y robustos, como mis piernas, para sostener todos los golpes venidos del frente. Pero, ¿y si quiero que me golpeen? Volverme permeable. Una vocal abierta por la que pasen todos los infinitivos.

No quiero hormigón armado en mis principios. No quiero principios. Dame todas las ideas que componen el mundo. Acompáñalas de todos los permisos. Una llave y quinientos pasaportes. Lee mi código genético. Y apártate. Una bestia anda suelta.

Escrito por La pequeña Delirio a las 10:20 AM | Comentarios (0)

14 de Enero 2008

XXY

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Te hablé de vestir géneros. Pensé en lo elocuente de mi comentario. Más aún en período de rebajas. Mejor hablemos de rebajar el período, dijiste. Con la lengua. Y desnudarnos, a lametones, de construcciones perversas. Uniste con tu índice todos mis lunares, como neuronas y sinapsis. Olías a jabón. Me dejaste sin terminar porque se te antojó una cerveza a media noche. No te lo reproché entonces; lo hago ahora. Fuiste tan neutra como el último manual de deontología que robaste de la biblioteca. No dejaste manchas. Yo me desangré entera y me recogí con cuidado. Len-ta-men-te. Que Dios las guarde, gritaron. Y puede que te quiera siempre, a lo bestia y sin atajos; solo que de modo intermitente.

Escrito por La pequeña Delirio a las 3:33 AM | Comentarios (1)

13 de Enero 2008

Me reafirmo en mi no quererte

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Últimamente pienso en cosas que pasaron hace mucho tiempo. Me siento más ligera después de enviar unas cuantas cartas. Hubo un tiempo en el que yo era epistolar. Luego, perdí la costumbre de enviarlas. Siempre he tenido la impresión de que nos construimos mientras escribimos. He conocido hermosas almas que necesitaban de muchas palabras para definirse. Enmarcarse en rojo, de ahí los pintalabios. Pero el rojo es un color terrible. Decir que es un significante preñado de demasiados significados es redundante pero necesario. También es un símbolo. Pero, sobre todo, es un marco referencial. Todo esto venía a propósito de un recuerdo y de una persona. Dos mujeres me han levantado esta mañana. Una que, vestida de rojo, bailaba en una piscina llena de tiburones. Perfectamente definida, como puta, como extraña, como criatura liberada y libertaria. Otra que, más que mujer, es un recuerdo de una enamorada. Ella pertenece a ese mundo de magia, cosas pequeñas y duendes que solo se pierden en los mapas. Una observadora con cierta afición al contagio. Y, es curioso, pero suele ser un mal síntoma que todos hablen mal de sus ex. Este rigor a la hora de satanizar es el que me asombra. Y lo entiendo. No hay que dejarlas salir sin correa. Peligrosas todas ellas si leen. No obstante, a mi siempre me gustaron más las que se decidieron por la escritura...

La foto se la he tomado prestada a Bipbond...

Escrito por La pequeña Delirio a las 10:15 PM | Comentarios (1)

8 de Enero 2008

Perdida

He desayunado un yogur en el baño, sentada sobre la tapa del váter, mientras pensaba que hoy era un día capicúa. Luego he metido otros dos yogures en la mochila y he cerrado la puerta de casa. Mi lobo feroz dijo una vez aquello de que la lotería es el impuesto que pagamos por ser estúpidos. Me ha saludado con la inercia de un martes que es lunes. Y no suelo ruborizarme pero huele a limpio, ese olor del que tanto se ha hablado en libros y películas, un no aroma familiar que te sube los colores y te dilata las pupilas porque te recuerda a la primera vez, a días que nunca creíste que pudieran compararse con otros, a momentos extraños y determinantes. Hace un momento he leído en un no lugar (que sí lo es) que la vida, más que un paroxismo, es puro metalenguaje, pero solo si te arriesgas a formar parte del contexto. Lo sumo a mi mal de archivo, de todos mis vértices, el favorito de hoy.

Cuando subo en ascendor doy al botón con el nudillo de mi dedo índice. Nunca con la yema. Algo parecido me pasa cuando hablo. Pero el toc, toc de mis articulaciones deriva suavemente en tocar, sin remordimientos, sobre todo por la espalda. Bofetada contra azucarillo. O al revés. Angélica Liddell hace teatro porque si no se pegaría un tiro. Otra niña perdida dice que leer a Houellebecq resulta capital para no quitarse la vida. Camille Claudel era orgullosa, pero se retrató "implorante, humillada, arrodillada, desnuda". Y parece que solo me enganchan las mujeres desmedidas. Perdidas y sin rumbo aparente. Frías o calcinadas. Nunca templadas.

Ayer conocí a un duende. Dice que tengo una doble en Amsterdam. Le deseé feliz año.

Escrito por La pequeña Delirio a las 3:04 PM | Comentarios (2)

3 de Enero 2008

Ausencias

Los días, cuando estás de vacaciones, se escapan del calendario. Los segundos, a veces latidos, a veces pasos entrecortados, se precipitan calle abajo y exprimen la semana hasta el último buenas noches, para después dejarte abandonada en un oscuro lunes que no es tal.

Enero ha atentado contra mi identidad onírica.

Despertar implica un abandono, o dos. Tal vez muchos más. Hoy no he sentido que me dejaba demasiado más allá de las sábanas. He saboreado mi vigilia. He aparcado mis sueños en doble fila y no me ha importado. He caminado bajo un cielo repleto de nubes entre las que se colaban unos tímidos rayos de sol y un hueco, en mi estómago, al norte de mi reino, se ha abierto sin piedad. Otra grieta, pienso. Y muchos ovillos de lana de los que deshacerse.

No sabría decir cuántos años han pasado. Tendría que hacer cálculos con los dedos y el frío los entumece si los saco de los bolsillos. Recuerdo que olía a jazmín, un perfume que le regaló uno de sus hijos por navidad y que le duraría siglos. La botellita que lo contenía era de cristal. La guardaba en el armario, con su ropa. Recuerdo su colchón, blando, blandísimo. Y la ventana de su cuarto. El viento llamando. Las ramas arañando los cristales. Su sonrisa calentado un corazoncito de ratón, el mío. Su mano arrugada invitándome a saltar en una cama perfectamente armada. Recuerdo sus ojos de colores almendrados cuando miro a mi padre y a mi hermana. Y sus gestos bondadosos, sus croquetas y el miedo con el que bajaba las escaleras de su casa. Hace tiempo que nadie habla de ella. Aún guardando en una caja algunos mapas de sus lugares, la geografía se va difuminando. Sus zapatillas, también recuerdo sus zapatillas de andar por casa. Sus pasos. Y el zumo de naranja por las mañanas.

Escrito por La pequeña Delirio a las 8:43 AM | Comentarios (3)