La chica de los ojos rojos y la sonrisa amarga no era más que una de las muchas sombras que habitaban los rincones compartidos de esta habitación. En ella se concentraban sueños sin hacer, frustraciones circulares y decisiones en período de lactancia. Acurrucada en una esquina, junto a la ventana, veía la vida pasar. La chica de los labios rosas y el clítoris hambriento se comía los padrastros y se cortaba el pelo al dos. En los días de lluvia esperaba a que el espejo le devolviera la caricia, pero solo recibía alguna que otra bofetada. Se consolaba con azañas mínimas y mágicas. Nunca lloró, no como cuando iba al instituto, en esta habitación. Aprendió a conformarse, a dormirse sin follar. La chica del coño suturado y la mirada fría escuchaba las conversaciones de los otros y soñaba con sus cepillos de dientes, sus bolsas de basura y sus f(r)acturas por pagar. Limpiaba el váter por costumbre y se dejaba apuñalar, por detrás. Envolvía los regalos de Navidad. Sellaba las cartas con su hepatitis. Se enamoraba perdidamente de jóvenes promesas que la dejaban para después. Y después, y después... estirando sus ganas, dosificando el deseo, lamentando la falta de aliento, tendiendo a infinito, sin querer parar, sin poder bajar. Sin querer saltar. Sin querer. Sin poder. Game over? Insert coin.
Más en:
http://mujeresquevalenunviaje.blogspot.com/
Suena triste,
Que la primavera traiga nuevas alas y los sueños giren entorno a viajes futuros, puestas de sol, amaneceres con los zapatos en la mano y risas por lo bajo.
Un saludo.
Escrito por Morsa a las 2 de Mayo 2008 a las 04:33 PMMe ha encantado!
Escrito por Winnie a las 3 de Mayo 2008 a las 11:08 PMEs bueno encontrarse con hazañas mínimas y mágicas, yo lo hago, o ellas me encuentran mientras yo las busco.
Escrito por Juan Cosaco a las 11 de Mayo 2008 a las 05:01 PM