La Pequeña Delirio

¡Bravo! Ese es el único camino posible (a mi entender), mandar a la mierda a LIPOVETSKY y darle caña a ASIMOV, eso que nos toca por dentro, que sentimos que tiene que ver con nosotros.
Como dice Cortázar por ahí, aquello suena demasiado gramatical y me da asco (una mezcla entre Cortázar y un servidor).

Un saludo!

Esa chica tiene cara de tedio leyendo a Whitman... (¿o de desencanto por alguna causa ajena a su voluntad?),aparte de eso...
Me has devuelto las ganas de leer a Asimov. Pero, no encuentro "La última pregunta". En cambio sí encontré (en una recopilación, sin prólogo, je..) Otro relato llamado "Hágase la luz"... Paradojas de la literatura.

Gracias por la visita y por el comentario.

Saludos.

No me digan que esa rubia no les enternece con semejante libro entre las manos... Ais!

Señor Quinet, sepa que las cosas que se leen por deber son, como usted bien ha expuesto en su blog, onanismos guiados por la inercia, jejeje... Asimov, por su parte, es un amor platónico, intenso y terrible. No podía ser de otro modo ;)

Señor Secretario, puede que estemos ante el mismo cuento, ya me contará...

No, no es el mismo. Es de un rico, cornudo y aficionado a la astronomía que intenta cargarse a su esposa. El suyo (de usted) va sobre la creación del mundo, de los robots primigenios y así de delirante, como su blog, que en breve añadiré a mi lista de recomendaciones, si así me lo permite...