11 de Octubre 2006

La dama dorada

adele_detail.jpg

A propósito de la exposición que se puede ver en la Fundación Juan March en éste, el Año Klimt, les traigo la historia de un cuadro y su aristocrática dueña. Adele Bloch-Bahuer fue musa y modelo del pintor vienés Gustav Klimt. Tras la II Guerra Mundial, víctimas del expolio nazi, los cuadros de la familia pasaron a ser propiedad del Gobierno austriaco. Medio siglo después, su sobrina, Maria Altmann, recupera la herencia familiar y se la vende al mejor postor, un millonario estadounidense que ha visto en Adele a la “Mona Lisa” neoyorquina.

“Adele Bloch-Bauer I” (1907) reside, desde el pasado julio, en Nueva York. Es una niña rica, la “perfecta neoyorquina”, vestida y enmarcada en oros bizantinos y cincelada por un clásico de la carne y el color. Ha sido consorte de aquellos que la han querido. El Gobierno austriaco la ha tenido consigo hasta principios de año. Pero querían ver a Adele fuera de sus fronteras, por lo que han pagado por ella la friolera de 135 millones de dólares (107, 4 millones de euros). La crítica habla de un capricho de millonario. El magnate estadounidense de la cosmética, Ronald S. Lauder, exhibe a su niña dorada en la Neue Galerie, junto a los otros pedazos de arte austriaco y alemán que componen su colección.

adele.jpg

Adele Bloch- Bauer, musa y modelo
La historia de este cuadro es, como la de muchos otros maltratados por el expolio, apasionante. La protagonista y modelo del cuadro era la mujer de un rico industrial judío, Ferdinand Bloch-Bauer. El susodicho le encargó a Gustav Klimt, artífice de La Secesión vienesa y máximo estandarte del modernismo en Austria, dos retratos de su mujer. La leyenda cuenta que el pintor se lo agradeció haciendo de su musa su amante.

Adele le hizo prometer a su marido que las obras realizadas por Klimt serían donadas al pueblo austriaco. Ella murió en 1925 de meningitis y los nazis entraron en Viena trece años después. Las pertenencias del señor Bloch-Bauer se repartieron entre los altos cargos del partido, incluidos los cuadros que, tras la guerra, pasaron a manos del Gobierno austriaco que se negó a devolver las obras a la familia. Ferdinand Bloch-Bauer había hecho oídos sordos a los últimos deseos de su mujer y, tras su muerte, cambió el testamento, haciendo que las obras de arte fueran legítimamente suyas. La década de los cuarenta se llevó por delante al viudo de la musa de Klimt y la historia del cuadro se mantuvo latente hasta que “La Adele de oro”, el otro retrato de la dama (Adele Bloch-Bauer II) y tres paisajes, todos ellos realizados por Gustav Klimt, despertaron medio siglo después.

Juicios y ventas
Durante la Segunda Guerra Mundial, María Altmann, sobrina de Ferdinand y Adele, huyó a Estados Unidos. Desde la distancia emprendió un proceso judicial con el Gobierno austriaco en el que reclamaba las obras que legalmente le pertenecían. A principios de este año, un tribunal de arbitraje le dio la razón a esta anciana de 90 años que actualmente vive en Los Ángeles. Fue entonces cuando se descolgaron de la Galería Belvedere los cinco cuadros y comenzaron su gira estadounidense, parando en Los Angeles County Museum of Art y residiendo temporalmente en Nueva York, antes de quedarse a vivir por obra y gracia del talonario. Lauder habla de “la Mona Lisa de Nueva York”. Maria Altmann prefiere considerarla una prueba “viviente”, una ayuda para el recuerdo, para que no se olvide lo que le ocurrió a todo un pueblo antes de que el siglo XX llegara a su ecuador. La crítica estadounidense prefiere tildarlo de despilfarro.

Las nuevas guerras traen historias parecidas a las de la familia Bloch-Bauer. La colección del Museo de Irak, en Bagdad, estaba compuesta por más de 100.000 tesoros antiguos. Tras la invasión estadounidense los expertos temen que lo poco que quedaba de los más de 6.000 años de herencia mesopotámica se haya perdido por culpa del expolio.

Valor no equivale a precio y, probablemente, lo que hoy nos parece una cantidad desorbitada dentro de un tiempo lo consideremos una ganga. Hay objetos y obras de valor y precio incalculables. Algunos solo pueden ser vistos por ojos privilegiados. Otros, de origen certificado y dudosa residencia, al menos pueden ser contemplados, aunque no sea en su “tierra natal”.

Escrito por La pequeña Delirio a las 11 de Octubre 2006 a las 12:24 AM
Comentarios

Cuando era más joven me gustaba mucho Klimt, pero terminé aburriéndolo... se me hace empalagoso tanto oro bizantino. Mi preferido es Hopper. Un saludo

Escrito por HenryKiller a las 11 de Octubre 2006 a las 11:53 AM

Hopper me gusta bastante. La exposición de hace un par de años del Thyssen me encantó. No obstante, estudiándolo me dolió un poco enterarme de que su mujer tb pintaba (y muy bien, por cierto)pero le tocó vivir a la sombra de su marido. Y hace que me pregunte ¿Qué es lo que escondía la tranquilidad de sus cuadros?

Escrito por Pequeña Delirio a las 13 de Octubre 2006 a las 01:37 AM

Holaaa

Escrito por Maribel a las 27 de Enero 2009 a las 05:05 PM

Estoy muy interesada en encontrar un cuadro d una chica expectacularmente bella, con adornos dorados, casi parece una virgen (la chica d la galería m dijo q es d Gustav Klimt, y q s llama "La Dama Dorada", pero cuando lo busco en internet, solo aparece el d su musa y amiga Adele Bloch-Bauer y no tiene nada q ver con la dama misteriosa y q m ha cautivado. Mi interés es encontrarlo en internet para poder recrearme y leer algo acerca d esa pintura.

Escrito por ME a las 3 de Marzo 2009 a las 01:04 PM

Es una característica del arte el que haga sentir al espectador "algo" que no siempre es lo mismo y es difícil de explicar ciertamente. "La dama dorada" trasmite indudablemente, pero podría ser tristeza, melancolía, una profunda meditación o la dolorosa liviandad del ser. Me fascina.

Escrito por Jesús Semoloni a las 17 de Marzo 2015 a las 11:06 PM

Es una mujer que me fascina, esto es arte en la mas clara expresión de la palabra.

Escrito por Jesus Semoloni a las 17 de Marzo 2015 a las 11:34 PM
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?