Como en aquella peli porno. Muñeca de carne y nata. Piernas temblorosas y coleta de quinceañera. Pulcra. Profesional. El pendiente en el ombligo. El anular entre los labios. Un precioso ejemplar en la pantalla. Con los cascos y a oscuras. Atravieso el espejo. Quererla es escucharla gemir como una pequeña diosa. Sumisa. Suplicante. En bucle. Sin fin.
Escrito por La pequeña Delirio a las 15 de Marzo 2010 a las 06:47 PMme encanta que retomes tu escribir entre lineas particular!!
me encanta leerte...pero quiero que sigas
bisous!