No me gustan los niños que no saben a leche y miel, que no huelen a quererte hacer la chica más feliz de esta habitación y que te dicen que lo que te espera si sorbes con cuidado, si no se te escapa ni un suspiro, es sandía, pared y risas. Esos niños que piensan en ti cuando se masturban y se preguntan si te ofenderá que te cojan por la nuca sin permiso. Los mismos que dejan caer su mano sobre tu corazón y aprietan fuerte, fuerte, fuerte, para despúes sorprenderse de que no haya sangre, de que ya no duela. De que la carne cruda no valga y de que, pasada la medianoche, los sueños se deshagan como huellas en la arena.
Escrito por La pequeña Delirio a las 13 de Marzo 2010 a las 08:19 PMGreat!!
Escrito por Lorena a las 1 de Febrero 2011 a las 04:55 PM