23 de Octubre 2008

Estados alterados de la carne

"No creo en el yo, pero sí en la carne, en el sentido sensible de la palabra carne. Las cosas no me afectan si no afectan a mi carne, coinciden con ella, pero nunca más allá de ese punto en que la conmueven. Nada me afecta, nada me importa, sólo lo que se dirige directamente a mi carne"
El pesa-nervios, Antonin Artaud.

Es una imagen que me consume, me conmueve. Una trituradora de diseño alemán [pulcro, frío] y un corazón partidos en dos, como una manzana. Roja. Con los ingredientes sobre la mesa queda preguntarse por el número que pulsar. Licuado. Pulverizado. Al punto de nieve. A Artaud no le importa si pierdes un dedo, si la carne que compraste el pasado sábado se la comen los gusanos. Como si fuera un exótico carnívoro, te devora y apenas lo sientes. El sentido sensible de la palabra carne se pierde cuando el parásito se abre paso por tu materia viva. Te atraviesa, apartando nervios, músculo y hueso. Devora la coraza hasta llegar al corazón partido en dos. Rojo, sucio y caliente. Muy caliente. Dividido. Pidiendo a gritos tres cuchillas afiladas. Para que le/te roben el sentido, cualquier sentido. No me importa, no me afecta. Estoy fría. Dicen que soy como una roca, pero cuando el día amanece nublado, también lluevo.

Escrito por La pequeña Delirio a las 23 de Octubre 2008 a las 05:13 PM
Comentarios
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?