Y aunque el día brille, la muñeca estará rota. Porque echa de menos su bañera, aquella sala de espera, de donde vinieron aquellos sueños húmedos y las últimas verdades, como puños en la cara de un pedófilo. Estoy espesa. Buenos días, tristeza. Evita que pasee por los patios de nuestra ciudad. Arráncame las retinas y agujerea mis orejas. Atraviesa mis tímpanos con proposiciones indecentes de un adulto disfrazado de caballero. Los caballeros no existen. Nosotras gestionaremos sentimientos, ofreceremos nuestro cuerpo en pedacitos, pero ellos no solo no piden perdón por las mentiras sino que lloran porque sus mamás no los quisieron lo suficiente. Pequeños tullidos emocionales. Seres incompletos que solo ensucian con sus palabras. Paladean sus intenciones (patalean?), se refugian en las diferencias y, al sugerirle a aquella niña una copa, destrozan los principios de una antigua guerra.
La imagen es de Krisstin Elder. Su caperucita también va con el día.
existen fragiles corazones que se empeñan en buscar mas alla del contacto fisico
que tras la batalla de pasiones...siguen buscando entre los restos..cuando solo hay un egoismo,un me apetecia..un si (no) te quiero
ainss ainsss
besos gatunos