Últimamente sueño. Como una vidente, como una loca de atar. Atadita a la cama. Hay palabras que se echan de menos. Y sueños que se disuelven en la vigilia.
La imagen que retengo es la de una fémina pequeña, especular. Ojos de mapache, cabello oscuro, corto y voz de niña mientras la acaricio. Su habitación es la de una infante demente, nínfula urbana, caprichosa, dolida, somnoliente. Atrapada en un cascarón de redondeces, hambrienta de mi, de todos, de otras.
Hacemos los mismos ruidos, una encima de la otra. Encajamos, como piezas de tetris. Jugamos a las muñecas, con la puerta entornada. Me olvido de su primera cicatriz y ella susurra que me vaya. Y me voy. Tengo su recuerdo nebuloso, sus palabras sordas, su gesto triste clavado en la memoria.
Y de la grieta abierta, de dentro a afuera, se van escapando momentos según avanza la mañana.
Yo he soñado, hace mucho tiempo con una niña rubia, de cabello largo, sentada en un tyronco de árbol caído. Las dos nos acariciábamos el pelo sin palabras y yo me fijaba en sus manos.
Es un sueño muy antigua, que recuerdo siempre, "de dentro a fuera", por la herida que me abrió el tiempo y la ausencia de ...nada.
Me suena ese título y esa foto... ¿Te acuerdas?
Besito, duende
Escrito por m a las 5 de Junio 2008 a las 02:06 AM