Ayer vi a mi musa pasear bajo la lluvia. Agarrada del brazo de un sujeto anónimo. Paraguas de cuadros. Blancos y negros. Y botas de tacón. Falda verde, bufanda negra, manos pequeñas.
Yo no llevaba paraguas. Caminaba hacia el hogar después de haber pasado la tarde cazando (postales rusas, pastas inglesas, comics americanos). Diluviaba. Ella sonreía. Le sonreía. Me gustó su espalda. La intuí. Adelanté por la derecha y la miré. A ella. Era ella. Maquillada. Disfrazada de mujer feliz. Parecía feliz. Me miró. Solo un segundo. Sí, era ella. Caminé hasta casa y la vi pasar, otra vez. Angélica. Preciosa Angélica. Personaje de cuento, apellido de niña que también fue nínfula. En la cabeza de un profesor de matemáticas. Liddell. Nos cruzamos. Otra vez.
Me conmovió verte sonreir...
Escrito por La pequeña Delirio a las 8 de Abril 2008 a las 04:37 PM