La chica de los labios y las uñas rojos y el abrigo azul me cuenta cosas al oído. Dice que las mujeres tenemos poderes mágicos. Dice que podemos hacer que cualquier hombre se convierta en niño. Yo le respondo por escrito que para eso no hace falta ser mujer. Y que yo soy una niña todavía. Me ayudan mis formas y mis coloretes de mentira. Y los cuentos que me escribe por la noche mi duende para que pueda volar.
La chica de los labios y las uñas rojos y el abrigo azul me acaricia el pelo, distraída. Escribe sobre espejos canciones de cuna para que no se terminen cuando la niña duerma. Mira por la ventana y se recoge el pelo. Huele a mañana, sueños y almizcle. No sabe distinguir el ahora del presente. Juega conmigo pero piensa en subjuntivo.
La chica de los labios y las uñas rojos y el abrigo azul tiene los ojos más tristes del mundo. Se quita el esmalte y se arranca los párpados para verlo todo como es y no como parece. Nadie le enseñó a llorar desde abajo y sufre ataques de pánico cuando prepara el desayuno. Compra zapatos a juego con sus bolsas de viaje y solo bebe café cuando se sabe nerviosa. Busca en cada paseo una mirada cómplice que llevarse a su extensa mitología de seres extraños vestidos de negro y nínfulas de bikinis años 40. Duerme sin ropa para encontrarse entre suspiros. Protagoniza vigilias programadas y sueños invertidos, pero nunca se ha despertado temprano para abrazar a algún ser querido.
Escrito por La pequeña Delirio a las 19 de Febrero 2007 a las 01:33 PM