Recuerden el Tigris y el Eúfrates de sus clases de historia antigua. Ahora vuelvan sobre un mapa de hace poco y señalen Irak. La tildan de heredera. De acadios y de sumerios, de asirios y babilónicos. Sobrevivió a la dominación del Imperio Otomano. El siglo XXI le dio la bienvenida a golpe de "relaciones internacionales". El cuento oficial. Lo que muchos no saben es que Irak ha sido una nación que, desde su fundación a principios del siglo XX, ha puesto un cuidado extraordinario en la conservación de su patrimonio histórico y arqueológico. Tanto la Monarquía como la República se propusieron en su momento atajar el tradicional problema del expolio que sufría la zona por parte de las potencias occidentales. Gracias a ese planteamiento, la arqueología, los monumentos y las obras de arte milenarias pasaron, a partir de entonces, a conformar la identidad de un país en construcción.
Historia antigua
La independencia de Irak en 1930 trajo consigo la derogación de las leyes inglesas con el propósito de crear una Dirección de Antigüedades iraquí. La República reforzó la identidad nacional durante los años sesenta y se procedió a la construcción del Museo Nacional, más conocido en occidente como Museo de Iraq. La reforma educativa de al-Husri se dedicó a alimentar el sentido de pertenencia y los sentidos lazos con el pasado. Esto se traduciría en un profundo respeto de los iraquíes por los monumentos arqueológicos y sus yacimientos, cesando de este modo los saqueos y el tráfico ilegal de piezas de arte mesopotámico.
La Dirección de Antigüedades catalogó más de 12.000 yacimientos. En su afán de recuperación del pasado más remoto, los sucesivos gobiernos dotaron a este organismo de unos medios humanos y económicos que convirtieron al Museo Nacional en el más importante de Oriente Medio, con una riqueza y amplitud de fondos incomparables en la zona. Pero todos los planes de modernización quedaron suspendidos en 1980, año en el que Iraq y la República Islámica de Irán comenzaron una guerra que duraría hasta 1988. Durante esos ocho años, los fondos del Museo Nacional permanecieron embalados en los sótanos, esperando tiempo de paz. Pero, el deterioro económico, fruto de la guerra contra Irán, y los intereses petroleros, desencadenaron la primera Guerra del Golfo y el principio de doce años de saqueo.
Expolio cultural
Fue en 1991 cuando el Gobierno iraquí envió una carta a la UNESCO en la que pedía ayuda internacional para la restauración de monumentos y la recuperación de los bienes culturales robados. No hubo respuesta. El embargo agravó las condiciones económicas y sociales del país, los valores morales se fueron deshaciendo conforme la economía se fue complicando y en 1994 el saqueo clandestino de yacimientos arqueológicos se comenzó a disparar. A partir de ese momento, bandas organizadas de traficantes aprovecharían el estado de penuria de este país para desvalijarlo.
Durante doce años se ha silenciado este expolio continuado. El brutal saqueo del Museo Nacional, que se dio a conocer a la prensa el 11 de abril de 2004, puso de relieve la situación de crisis extrema que estaba sufriendo el patrimonio histórico del país. El Dr. Donny George, Director de la Organización Estatal de Antigüedades, obligado a marchar al exilio, llegó a señalar que, entre los saqueadores, actuaron también equipos organizados con objetivos concretos. Estos últimos sabían que, para evitar el rastreo de la obra, debían destruir los archivos y la documentación de las piezas que se iban a llevar.
Más de 10.000 piezas fueron robadas impunemente del Museo Nacional de Irak, entre ellas, la famosa Dama de Warka y la Estatua Acadia de Bassetki, ambas recuperadas meses después. No se incluye en esa cifra el actual estado de los yacimientos arqueológicos, huellas de las primeras civilizaciones, por no hablar de otros escándalos silenciados, como la eliminación sistemática de la intelectualidad iraquí. Algunos lo llamarán efectos colaterales, otros dirán que son consecuencias de una guerra innecesaria. A fin de cuentas, expolio es todo aquello que se le arrebata a los vencidos.
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