La Pequeña Delirio

Carne de cañón

Eso es lo que le pasa a las chicas malas. Así que, ya sabéis, calladitas todas y con las piernas cruzadas. No vaya a ser que alguna se salga del tiesto y decida pensar por su cuenta. Pensar por su cuenta, qué desfachatez. Como si hubiéramos nacido con la razón entre las piernas. La razón, después de todo, no es nuestra, no es cierto? Porque de lo que sabemos por el mero hecho de haber nacido con ovarios es de la pasión y del calor. Pero, cuando somos frías, y calculadoras, y despreciables hasta el hartazgo, es entonces cuando dejamos de ser mujeres. Gárgolas, Gorgonas. Qué les corten la cabeza. A todas. Devolvedme las muñequitas obedientes. Por las que no pase el tiempo. Por las que no pasen los golpes de la jornada laboral.

Sé mala, joder. Y ponte esa falda que tanto te gusta. Que te miren. Grita y no pidas perdón. Sé una puta niña malcriada. Camina, mueve el culo y coge lo que es tuyo. Ya tendrás tiempo para pedir disculpas cuando estés muerta...