La Pequeña Delirio

Plutón no es un planeta...

La primera misión espacial a Plutón y la pérdida de la categoría de planeta, todo en el mismo año. La NASA envió la primera sonda, rumbo a Plutón, el pasado enero y la Unión Astronómica Internacional (UIA) se ha decidido por una nueva definición de planeta que lo excluye de la lista tradicionalmente aprendida. Esta decisión lleva largo tiempo siendo meditada. Desde su descubrimiento en 1930 hasta agosto de 2006, Plutón ha sido considerado un planeta, el noveno del Sistema Solar por la Unión Astronómica Internacional. Sin embargo, su reducido tamaño, así como su órbita tan alejada del plano orbital del resto de los planetas, ha llevado a que muchos científicos no se refieran a él como un auténtico planeta. Las opiniones vertidas por algunos miembros de la comunidad científica a los medios sugieren que la insistencia para que Plutón siga siendo considerado planeta se debe a que es el único candidato descubierto por un estadounidense. Si echamos la mirada atrás, parece que, desde hace tiempo, todo hacía indicar que Plutón estaba destinado a cambiar su nombre de dios romano por un número de seis cifras.

Histórica controversia
Todo comenzó en 1992, año en el que fue descubierto el primer asteroide que podía hacerle sombra al noveno planeta del Sistema Solar. El objeto estelar estaba localizado a una distancia de 6.400 millones de kilómetros del Sol en el Cinturón de Kuiper, situado más allá de la órbita de Plutón. La discusión vino de la mano de algunos grupos de astrónomos que, tras los últimos descubrimientos que probaban la existencia de asteroides acompañados por satélites más allá del cinturón de Kuiper, decidieron cuestionar el que Plutón se considerara un planeta.

No fue hasta 1999 que el astrónomo Brian Mariden, del Minor Planet Center, propuso formalmente que Plutón engrosara la lista de asteroides y objetos transneptunianos (nomenclatura referida a los cuerpos celestes que se encuentran más allá del planeta Neptuno), asignándole el número 10.000. La Unión Astronómica Internacional (UIA) rechazó la propuesta, dejando vía libre al asteroide 1951 SY para que adoptara el número pensado para Plutón, y un nuevo nombre, Myriostos.

Pero la controversia volvió en 2001 tras el descubrimiento de objetos similares a Plutón en el Sistema Solar exterior. Así, en 2002 fue descubierto 50000 Quaoar, un objeto transneptuniano con un diámetro de 1.280 kilómetros, más de la mitad del tamaño de Plutón. En 2004 fue detectado 90377 Sedna, cuyo diámetro es de aproximadamente 1.300 kilómetros. Y, finalmente, en julio de 2005 se anunció el descubrimiento de un objeto transneptuniano, bautizado como 2003 UB313, cuyo diámetro es superior al de Plutón. El equipo liderado por el astrónomo Mike Brown se apresuró a afirmar que había descubierto el décimo planeta del Sistema Solar sin contar con la UIP.

Definición de planeta
Más de 2.500 expertos de 75 países se han reunido en Praga para discutir una nueva definición de planeta que, tras dos años de deliberaciones, ha finalizado con el establecimiento de tres categorías de planetas. La primera categoría define planeta como “un cuerpo celeste que está en órbita alrededor del sol, que tiene suficiente masa para tener gravedad propia para superar las fuerzas rígidas de un cuerpo de manera que asuma una forma equilibrada hidrostática, es decir, redonda, y que ha despejado las inmediaciones de su órbita”. La segunda categoría es la que define los “planetas enanos” y difiere de la primera en que “no ha despejado las inmediaciones de su órbita”, pero no es un satélite. La tercera categoría quedaría reservada para el resto de “objetos que orbitan alrededor del Sol y son considerados colectivamente como cuerpos pequeños del Sistema Solar”.

Discrepancias
El término asteroide (o planetoide) surge a principios del siglo XIX a raíz del descubrimiento de Ceres, localizado entre Marte y Júpiter, y los subsiguientes cuerpos celestes de pequeño tamaño. En los noventa se fueron descubriendo cuerpos localizados en el cinturón de Kuiper con un tamaño próximo, incluso superior, al de Plutón, razón por la cual se empezó a considerar que este planeta podría tratarse más bien de un asteroide.

Esta es una de las razones argumentadas por los astrónomos uruguayos, liderados por Gonzalo Tancredo y Julio Fernández, que lograron que la propuesta de ampliar a 12 el número de planetas terminara quedándose en reducción. Antes de la aprobación final, Plutón, Caronte y 2003 UB313 respondían a una nueva categoría de planeta, los plutones, nomenclatura creada para referirse a los cuerpos celestes que orbitan más allá de Neptuno y que tienen un estatus mayor que el de los objetos transneptunianos. También se estuvo en la tesitura de considerar a Plutón un planeta doble, junto a su luna Caronte. Ésta hubiera cambiado su estatus de satélite por el de planeta. Aclarar que un planeta doble es aquel cuyo centro de masas no está dentro de uno de los dos cuerpos que coorbitan. Un ejemplo ilustrativo de lo que no sería un sistema doble planetario sería la Luna y la Tierra. Según esta definición, la Luna mantiene su estatus de satélite y no forma parte de un sistema binario debido a que el centro de ambas masas Tierra-Luna está dentro de la Tierra.
En la mañana del 25 de agosto, la Asamblea General de la UAI aprobaba la resolución que nos dejaba con un sistema solar de ocho planetas oficiales y, hasta el momento, tres planetas enanos: Plutón, Cires y 2003 UB313, recién bautizado como Eris, en honor a la diosa griega de la discordia. Este último, de diámetro cien kilómetros mayor que el de Plutón (2.300 kilómetros), -como su nombre indica- ha sido el acelerador de una polémica debatida durante los últimos diez años.

Supuestos orígenes
Isaac Asimov tenía una peculiar simpatía por Plutón; también tenía una teoría en la que concretaba la singularidad de este cuerpo celeste respecto al resto de planetas del Sistema Solar. Las conjeturas respecto a sus características apasionaban a este escritor de ciencia ficción. Le gustaba pensar de este planeta que era un satélite exiliado de la órbita de Neptuno. Según su teoría, las extrañas características de Plutón tendrían sentido si lo consideramos como satélite perdido, de pequeño tamaño y gran densidad, antes que como planeta equiparable a los gigantes gaseosos propios de la zona exterior de los sistemas solares. Por otro lado, giraría alrededor de su eje en el mismo tiempo que antaño alrededor de Neptuno, gracias a la atracción gravitatoria de éste porque, puede que Plutón, al ser arrancado de Neptuno, conservara su período de rotación, adquiriendo así un período muy raro para un planeta. Una batalla estelar habría sido la causante del salto de órbita de éste, ahora planeta enano.
El problema de identidad de Plutón parece resuelto. Ahora solo nos queda eliminarlo de la lista en un ejercicio de nostalgia y tenerlo en cuenta, junto al resto de planetas recién bautizados como “enanos”, a la hora de visualizar nuestro Sistema Solar.