7 de Octubre 2006

Je suis Pop!

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El Pop Art nació en Estados Unidos como fenómeno provocado por el Expresionismo Abstracto, una respuesta muy a la americana a lo que ellos veían como una amenaza que triunfaba por todo el orbe. Nació dos veces: primero en la Gran Bretaña y después, de manera independiente, en Nueva York. Su segundo nacimiento tuvo lugar como revulsivo, como detonante de una revolución figurativa que buscaba la cálida acogida de una juventud empapada del mundo de las artes, pero también de lo conocido como “entertainment”. El Pop Art no surgió como un movimiento de discoteca, pero fue entendido como tal. Más importante todavía, nació como movimiento híbrido, producto de dos décadas de dominio de la abstracción y heredera tanto de esta última, como de la tradición figurativa.

Cuando el Pop emergió por primera vez en Gran Bretaña, y luego en Estados Unidos, los críticos pusieron el grito en el cielo. Indignación y decepción fueron los principales sentimientos que inundaron a propios y extraños de la crítica y del mundo de las artes. Este inesperado final de la década del Expresionismo Abstracto fue fríamente acogido como un “nuevo humanismo” ligado a la imagen del Nuevo Hombre Americano. En Europa se decantaron por algo más modesto. La Nueva Figuración, lo llamaron. Unos dijeron que se trataba de una figuración ficticia, alejada del realismo. Una figuración controlada por el índice de consumo. Retratos de autómatas más que de personas, como si se tratara de una parodia sentimental de un ideal. Otros prefirieron ver en esta nueva corriente que nacía una crítica reflexiva, un nuevo soplo de aire fresco que prometía animar la escena artística.

En Europa, las manifestaciones artísticas tienden a una intención sociológica, siempre salpicadas de un singular optimismo (un optimismo contra los raros, contra los incomprendidos). Se trata de un arte extrovertido de onomatopeyas y colores vivos, de aparente frivolidad teñida de ironía. La conexión que busco entre tanto contexto histórico-artístico tiene que ver con las motivaciones y las herramientas de estos artistas, especialmente con aquellos que bebieron del cómic para sus representaciones figurativas. Pero, para ello, aclarar la segunda parte del Pop Art en Europa. Esta corriente artística ha estado asociada a la comunicación de masas. No obstante, el crítico Lawrence Alloway en el libro “Pop Art”, afirma que esta relación ha servido de excusa para identificar completamente la fuente con su adaptación. Lo que resulta más complicado es hacer comprender el proceso de descontextualización que esta corriente pone en práctica.

Patricio Peñalver, en su introducción a “La deconstrucción en las fronteras de la filosofía”, de Jacques Derrida, nos explica lo siguiente:

“La deconstrucción desautoriza, reconstruye, teórica y prácticamente, los axiomas hermenéuticos usuales de la identidad totalizable de la obra y de la simplicidad o individualidad de la firma. En consecuencia, los giros, las variaciones y los desplazamientos de interés temático, las transferencias, las traducciones (…) todas esas transformaciones que “sufren” los conceptos y las prácticas de la más o menos mal llamada deconstrucción, no deberían evaluarse como accidentes ajenos a un presunto núcleo esencial. (…)

Deconstruir parece significar ante todo: desestructurar o descomponer, incluso dislocar las estructuras que sostienen la arquitectura conceptual de un determinado sistema o de una secuencia histórica; también, desedimentar los estratos de sentido que ocultan la constitución genética de un proceso significante bajo la objetividad constituida y, en suma, solicita o inquietar, haciendo temblar su suelo, la herencia no-pensada de la tradición metafísica”

Llevado a la pintura, y más concretamente, a las representaciones figurativas del Pop Art, estas definiciones pueden explicar el proceso, el sentido de la “difference” , el mismo que le dio Derrida a su deconstrucción, necesaria para dotar de significado a la estructura utilizando el mismo lenguaje, solo que con distinta gramática y, por lo tanto, con distinto significado. Porque este término, asociado tantas veces al nihilismo, está muy lejos de reflejar la destrucción y la nada. Deconstruir significa dislocar, cambiar. El ejercicio de descontextualización no es arbitrario, sino que se trata de una reconstrucción completamente racionalizada, la creación de una nueva metáfora. Utilizando las herramientas tradicionales y las obras ya elaboradas, se construye un nuevo discurso a partir de uno ya establecido. Esta corriente parte de una representación ya estudiada para poder elaborar la siguiente.

En el momento en el que se entiende este mecanismo de reconstrucción de la significación, con el que, manipulando los significantes de una representación, logramos llegar a una nueva representación, la acusación de mera copia o plagio de la que fueron (y son) víctimas estos artistas se puede discutir con sólidos argumentos. La imagen en el Pop Art es un nuevo contexto, y eso es primordial para entenderlo debido a que las imágenes que proporcionan los medios de comunicación de masas conforman el imaginario colectivo. Se trata de otro nivel en el que los medios de comunicación de masas sirven de amplificador a la hora de estructurar la realidad. Son el gran educador de la mirada y su contexto, además de aportar al artista las herramientas, significantes y significados, comunes a diferentes generaciones. Esta característica inherente a los “mass media”, la democratización de la cultura, es cuestionada por la crítica.

Escrito por La pequeña Delirio a las 7 de Octubre 2006 a las 07:59 PM
Comentarios

BS"D

Bien! por no olvidar la etapa británica del pop art, que en lo personal me gusta más; me he topado varias veces con referencias que omiten a los artistas británicos del pop art, como si todo hubiera comenzado con Andy, jajaja
un beso
Ruty

Escrito por Ruty a las 7 de Octubre 2006 a las 10:46 PM
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