Desde la sartén de Europa podemos asegurar categóricamente que el período estival, las vacaciones y el calor, de una u otra manera, precipitan los acontecimientos. Un verano en Berlín es el tiempo y el espacio que el director alemán, Andreas Dresen, ha elegido para que sus dos heroínas vivan, rían y sufran en su última película.
Katrin y Nike son amigas, ambas residen en un viejo edificio del antiguo Berlín Este. Cada una en su respectivo hogar y con sus problemas existenciales, concretamente, el amor y el dinero. Katrin es madre, divorciada y busca trabajo. Nike es explosiva, decidida y trabaja asistiendo ancianos. Ambas juegan desde el balcón a hacer llamadas al farmacéutico del barrio cuando éste está de guardia mientras hablan y beben hasta rozar el amanecer. Este equilibrio vital se verá amenazado cuando Nike empiece a salir con Ronald y Katrin se encuentre con algún que otro abismo, fruto de su antiguo matrimonio y su incipiente alcoholismo.
"Verano en Berlín" narra con suma ternura, sencillez y honestidad las vivencias y reflexiones de dos mujeres que comienzan a darse cuenta de que el tiempo pasa. Retratos de dos tipos de fémina, la madre que todavía quiere vivir pero se tiene que enfrentar a sus obligaciones, y la soltera que no quiere estar enamorada pero tampoco desea estar sola. Ambos roles llevados con sumo cuidado y acertadas dosis de humor.
Situaciones cotidianas, fluidas, repletas de guiños al espectador. Con momentos memorables, todos ellos protagonizados por los ancianos que cuida el personaje de Nadja Uhl, la entrañable Nika. Sin olvidar la historia de amor, contada en paralelo, del hijo de Katrin, el adolescente que descubre una manera agridulce y temprana de darse de bruces contra la realidad.
"Verano en Berlín", ganadora de la Concha de Plata al mejor guión en el pasado Festival de San Sebastián, es una invitación, de esas que no se pueden rechazar, para pasar la tarde en el cine. Sin duda.
*Nota: Siguiendo con mi obsesión por los carteles de películas, vean la diferencia entre la versión alemana y la española. Abismal.