Mi querida señorita:
Ha sido usted escogida para medir la distancia entre los dolores menstruales y las patadas genitales. Nuestra compañía ha decidido que es usted la persona más indicada para evaluar la diferencia entre ser él o ella, entre el azul y el rosa, entre Rambo y Bridget Jones.
No podemos facilitarle los detalles que nos han empujado a decidirnos por su persona. Puede que se trate de su facilidad de palabra y comprensión para con el sexo masculino, a la par que suponemos que, como usted nació con ovarios, es probable que entienda a las de su sexo.
Creemos que, en los tiempos que corren, cualquiera es capaz de comprender las diferencias básicas entre vaca y pollo o pera y manzana, pero somos conscientes de que las sutiles variaciones entre las hembras de su generación son un problema que debe tratar alguien entendido en la materia.
Suponemos que habrá superado las lecturas típicas de su condición de postadolescente, empezando por Sylvia Plath, Virginia Wolf, Jane Austen, siguiendo con poetisas tipo Rosseti y Peri Rossi, y terminando por hacerse una mujer de verdad con la generación Lucia Etxebarría y demás literatas posmodernas, por lo que le confiamos nuestras labores investigadoras como la profesional en potencia que sabemos que es.
Sin más dilación, decirle que en usted están puestas nuestras elevadas expectativas y que confiamos totalmente en el éxito de su misión.
Fdo. Guerra de Género