No estoy tranquila. Para qué mentir, querido diario. No estoy tranquila en mi cascarón. Supongo que estoy mudando la piel. No hay certezas, solo intuyo el camino. Pero quiero luz, más luz. Y solo encuentro bombillas rotas en esta noche de otoño que es invierno. Es triste. Perderse en el jardín de detrás de la iglesia. Con las hojas de la anterior estación pegadas a las botas de gata. Dónde quedó el delirio paranoide, dónde!
Escrito por La pequeña Delirio a las 9 de Diciembre 2008 a las 04:04 AM