La gata de Ulises
Lucrecia, mi amante, es la sombra de todas aquellas
que han intentado mostrarse tangibles
por el solo placer de sentirse vulgares.
Ellos han intentado ligarla a la realidad de sus caderas.
Yo, ambicioso también, creo que la engaño,
porque le regalo pintalabios y sombra de ojos,
tacones de aguja y corsés de cuero y seda;
en nuestro delirio corporal le suelo pedir que se case conmigo.
Se engaña, la engaño, nos engañamos todos;
Ilesos, casi enamorados,
creo posible escapar de mi tristeza especular.
Como mi amante,
cuido mis instrumentos y limpio mi armamento,
y pese a mis deseos,
cada día que pasa veo más lejana
la posibilidad de que su templo sea la cura a mi tormento.
*Nota: Este poema no podría existir sin la propuesta de un poeta brutal. Gracias!
Y como la cosa va de versiones, prueben a cambiar la palabra "amante" por "hermana" y comprenderán por qué se tortura el pobre Ulises de este poema...