Leer a Carver en verano debería estar prohibido. O eso grita mi conciencia. Pepito Grillo dice que el período estival es más de best sellers, pero resulta que Carver es de verdad. Da miedo y pena. No es cruel, pero tampoco es tierno. Es frío y seco. Sus cuentos para adultos tristes transcurren por escenarios cotidianos y dolorosos, secuencias de esas que tienes miedo de protagonizar, joder, porque describen a tu vecino del segundo que quiere a su mujer pero no sabe demostrárselo o te cuenta que los platos rotos van directos a la basura, sin segundas oportunidades ni pegamento de por medio. Me gusta Carver porque dibuja con precisión de delineante esos estados templados de la vida hechos rutina. Ni frío, ni calor. Solo realidad sin edulcorantes, ni sueños, ni futuro... Literatura hecha de ausencias.
Escrito por La pequeña Delirio a las 7 de Agosto 2007 a las 06:21 PMCompartimos el gusto por el señor Raymond.
Es de lo mejorcito sino fuera por que aveces me parece demasiado americano(es americano,claro,que tontería)