Dices que son tus momentos más tiernos bajo el mismo techo. Solo ocurría allí, en esa casa ¿Recuerdas? Nos encontrábamos, como por arte de magia, solos en nuestra habitación. Aquel día, el primero de muchos, rozaste mi mano y temblé. No supe decirte que no. Te notaba palpitar junto a mi. Tu respiración, la recuerdo como si estuvieras aquí. Y tu calor, ese que me hacía sentir como en casa, es ahora uno de mis refugios preferidos. Solías acercarte por detrás, jugando a no jugar. Me gustaba no encontrarte donde me habías dicho que estarías cuarto de hora antes. Eras mi perdición en el sentido más literal de la palabra. Teníamos todo el tiempo del mundo para querernos y decidimos odiarnos, pero con mucho sentimiento y poca convicción. Era en aquellos tiempos muertos, bajo el mismo techo, en aquella casa, cuando el cinismo se convertía en ternura. Y solo volverá a pasar en mi cabeza. Una y otra vez. Hasta que me duerma...
Escrito por La pequeña Delirio a las 16 de Abril 2007 a las 03:13 AM