Hace unos días volví a ver Casablanca. Lo maravilloso no fue revisitar esa cinta por enésima vez y encontrarme de nuevo en el café de Rick junto a Sam, qué va! Lo que esta vez tuvo de espectacular fue la compañía. No daré nombres, pero llegar a una cierta edad sin haber visto esta película es, además de un sacrilegio, una especie de milagro. Porque ver la cara de alguien que descubre por primera vez el fetiche de muchos, que termina cayendo en la trampa y añade otra obra maestra a la colección, ooohhh, no lo duden, compartir ese tiempo, vivir esos momentos, bien merece un rinconcito privilegiado en algún cajón de la memoria...
Escrito por La pequeña Delirio a las 10 de Abril 2007 a las 01:23 PM