Estoy vaga. Lo sé. Tiene que ver con lo de trabajar mientras el resto de las personas comen, beben y bailan hasta caer rendidas mientras yo me acuesto relativamente temprano para no parecer un zombie a la mañana siguiente. Lo que viene a continuación lo he robado impunemente de un blog hermano, después de tener una interesante y acalorada conversación sobre el personaje de Evey, el mismo que interpreta Natalie Portman en la adaptación cinematográfica de V de Vendetta, con mi apasionado compañero. Las palabras son de Alan Moore y el dibujo de David Lloyd, como todos ustedes ya sabrán. Puede que hayan pasado más de veinte años desde la primera vez, pero sigue siendo hermoso. Continúen leyendo, por favor...
No sé quien eres. Por favor, créeme.
No tengo manera de convencerte de que esto no es otro de sus trucos, pero me da igual. Yo soy yo, y no sé quien eres, pero te amo. Tengo un lápiz, uno pequeño que no encontraron. Soy una mujer. Lo escondí dentro de mi. Quizá no podré volver a escribir, así que esto será una carta larga sobre mi vida. Es la única autobiografía que escribiré. Y, oh, dios mío, la escribo sobre papel higiénico.
Nací en Nottingham en 1957, y llovía mucho. Pasé mis exámenes e ingresé en el instituto de secundaria. Quería ser actriz. Conocí a mi primera novia en clase. Se llamaba Sara. Tenía catorce años y yo quince, pero ambas estábamos en la clase de la Srta. Wilson. Sus muñecas eran hermosas. En clase de biología yo me quedé mirando el feto de conejo en formol mientras escuchaba al Sr. Hird, que decía que aquello era una fase adolescente que superaba todo el mundo. Sara si.
Yo no.
En 1976 dejé de fingir y llevé a casa, para conocer a mis padres, a una chica que se llamaba Cristine. Una semana despúes me marché a Londres, a estudiar teatro. Mi madre dijo que le rompí el corazón, pero mi integridad era lo más importante ¿Es eso tan egoista? Se vende muy barata, pero es cuanto nos queda en este lugar. El último resquicio de nosotros, pero dentro de ese resquicio, somos libres.
Londres. Fui feliz en Londres.
En 1981 interpreté a Dandini en Cenicienta. Mi primer trabajo profesional. Ese mundo es extraño y frenético, con multitudes invisibles detrás de los focos ardientes y un glamour agotador. Era excitante y solitario. Por la noche iba a algunos de los clubes habituales, pero no me sentía cómoda y me costaba relacionarme. Había tanta gente que sólo quería vivir alegremente. Era su vida y su ambición, y yo quería mucho más que eso.
Mi carrera progresó. Obtuve pequeños papeles en el cine, luego papeles más importante. En 1986 protagonicé Las LLanuras de Sal. Ganó muchos premios pero no fué un éxito de publico.
Conocí a Ruth en esa película.
Nos queríamos.
Vivíamos juntas. El día de San Valentín ella me enviaba rosas y, Dios mío, teníamos algo tan grande esos tres años fueron los mejores años de mi vida.
En 1988 estalló la Guerra. Y despúes de eso, no hubo más rosas
Para nadie.
En 1992, despúes de la toma de poder, empezaron a detener a los homosexuales. Se llevaron a Ruth cuando salío a buscar comida ¿Porqué nos tienen tanto miedo?
La quemaron con cigarrillos e hicieron que les diera mi nombre. Firmó una declaración donde decía que yo la seduje.
No la culpé. Dios, la amaba. No la culpé.
Pero ella sí. Se mató en su celda. No pudo vivir con el peso de haberme traicionado, de haber renunciado a ese último resquicio.
Vinieron a por mi. Me dijeron que todas mis películas serían quemadas. Me afeitaron el pelo en un inodoro y me contaron chistes de lesbianas. Me trajeron aquí y me drogaron. Ya no puedo sentir la lengua. No puedo hablar. La otra lesbiana de aquí, Rita, murió hace dos semanas. Imagino que yo también moriré pronto. Es extraño que mi vida termine en un lugar tan terrible, pero durante tres años recibí rosas y no me disculpé ante nadie.
Moriré aquí. Perecerá hasta el último resquicio de mi ser.
Excepto uno.
Uno solo.
Es pequeño y frágil y es la única cosa que vale tener en este mundo. Nunca debemos venderla ni regalarla. Nunca debemos dejar que nos la quiten.
No sé quien eres, ni si eres hombre o mujer. Quizá nunca pueda verte. Nunca pueda abrazarte ni llorar ni beber contigo. Pero te amo.
Espero que puedas escapar. Espero que el mundo gire y las cosas mejoren y que la gente vuelva a tener rosas.
Ojalá pudiera besarte.
Valerie.
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Dios...adoro V de Vendetta....es mi única frikedad cómic..
y adoro la peli...por qué no?
Dios...que peliculón...que comicazo
Escrito por Beita a las 3 de Enero 2007 a las 02:25 PMInterprete luego de varias veces, que V es Dios o algo asi, alguien que es cualquiera de nosotros y se toma muy a poecho la justicia.
Valerie. . . vaya historia
genial por pasarla
solo comentar que no estoy deacuerdo con la película
Los personajes retratados en la película no son los creados por alan moore, sólo se les parecen. Evey traiciona a v, eso nunca ocurriría en el comic, v se enamora de evey, eso nunca ocurriría. Para confirmar esto sólo decir que el mismo Alan Moore, creador del comic, se negó a que su nombre apareciera en la película de los creadores de Matrix (copia de Dark City)y si lo comprobaís dice que está basada en la novela gráfica ilustrada por David Lloyd.