6 de Noviembre 2006

Delirum Sci-Fi

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Desde el pasado septiembre, la Ciencia Ficción llama con más fuerza a nuestra puerta. En el Festival de Donosti se dio a conocer la última película de Cuarón, "Los Hijos de los Hombres", esa genialidad apocalíptica deudora de Blade Runner. Por cierto, que esta última película, la perpetrada por Ridley Scott cuando se interesaba por el cine, se estrena esta semana en formato DVD.

Siguiendo con las casualidades, resulta que dos de mis Accionistas preferidos están ahora embobados con Anochecer de Isaac Asimov y Dune de Frank Herbert. Que no les engañen sus sentidos, son dos pequeñas fierecillas adoradoras de hombrecillos verdes y dimensiones paralelas, aunque intenten aparentar todo lo contrario. "A Scanner Darkly" siguió con esta sucesión de hermosas coincidencias, junto a una nueva compra literaria por mis partes, "Mitos del Futuro Próximo" de J.G. Ballard. Me dieron la oportunidad de realizar hace unas semanas un reportaje radiofónico sobre Star Trek, a propósito del Festival de Sitges, y he conocido, gracias a este blog, a un estudioso de Philip K. Dick. Casualidades de la vida. Un apunte rápido, en este enlace encontraréis todas las portadas habidas y por haber de los cuentos y novelas de K. Dick.

Estaba a punto de irme a la cama cuando, en un último vistazo a la red, me he encontrado, vía La Petite Claudine, con que Stanislav Lem habló de Philip K. Dick en este ensayo titulado "Un visionario entre charlatanes". Comienza así...

A nadie en su sano juicio se le ocurriría buscar la verdad sobre el crimen en las novelas policiacas. Si alguien busca esa verdad, tendrá que fijarse en Crimen y Castigo. Comparado con Agatha Christie, Dostoievsky es un tribunal de apelación más elevado, pero nadie en su sano juicio condenaría por ello las historias de la autora inglesa. Tienen derecho a ser consideradas las obras entretenidas que son, y la misión que se autoimponga Dostoievsky no tienen nada que ver con ellas.

Si alguien está descontento con la ciencia ficción en su función de examinar el futuro y la civilización, no se puede hacer una comparación análoga entre las simplificaciones literarias y el arte en su máxima expresión, porque para este género no existe ningún tribunal de apelación. Y ello no tendría nada de malo de no ser porque la ciencia ficción norteamericana, explotando su estatus excepcional, asegura haber alcanzado las más altas cimas del arte y el pensamiento. Resulta molesto lo pretencioso de un género que rechaza los ataques de primitivismo aludiendo a su condición de género de evasión, y luego, cuando ha conseguido acallar esas acusaciones, vuelve con bríos renovados a sus pretensiones arrogantes. Al ser una cosa y asegurar ser otra, la ciencia ficción fomenta una superchería que, peor todavía, cuenta con el apoyo tácito del público y los lectores. El crecimiento del interés hacia la ciencia ficción en las universidades norteamericanas, contra lo que se podría esperar, no ha alterado en absoluto esta situación. Con toda franqueza, hay que decir, aunque uno se arriesgue a perpetrar un crimen lesa almae matris, que los métodos críticos de los teóricos de la literatura resultan del todo inadecuados ante las tácticas engañosas de la ciencia ficción. No es difícil comprender los motivos de esta paradoja: si las únicas obras de ficción que trataran la problemática del crimen fueran las de Agatha Christie, ¿a qué clase de libros podría referirse el crítico más erudito a la hora de demostrar la pobreza intelectual y la mediocridad artística de las novelas policiacas? En literatura, las normas de calidad y los límites superiores los establecen obras concretas, no los postulados de los críticos.

Sigue leyendo "Un Visionario entre Charlatanes"...

Escrito por La pequeña Delirio a las 6 de Noviembre 2006 a las 03:26 AM
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