Delirio necesita un respiro, un nuevo color de ojos, un color de pelo distinto cada segundo, un coche que no sabe conducir para chocarse y salir flotando en una burbuja acompañada de ranas multicolor, para reflexionar sin llegar a ninguna conclusión clara, pero con más ideas en la cabeza que antes...
Con ideas, sin zapatillas, con una manga larga y otra corta, con una risa y un llanto...
Dulces delirios...