7 de Septiembre 2006

Ciudad de cine: Roma

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Roma, la ciudad eterna. La misma que se sueña desde la butaca, en forma de Coliseo o encarnada en singulares turistas como Audrey Hepburn. Roma, la ciudad que no termina, un espacio detenido en el tiempo según la calle que camines o el fotograma que se te haya quedado grabado en la retina.

Roma es caminar por el empedrado que en tiempos pasados estuvo teñido de otros espíritus, renacentistas o clásicos, añejos o contemporáneos. Poco espíritu y varias banderas ondeaban en “Roma, ciudad abierta”, cuando Rosellini documentaba la reciente guerra mundial en las ficticias carnes de Giorgio Manfredi. Y, es iróico, pero un desastre tan cercano como el de la II Guerra Mundial ya es pasado, y lo que queda de las guerras, de los cambios, es la gente.

Ais! La gente. Ettore Scola, en su “Gente de Roma”, nos presentaba desde el humor todo un anecdotario de los habitantes de esta ciudad de luz apagada, luz cansada, como si por ella hubiesen pasado más siglos que por cualquier otra, pero con unos personajes que viven el metraje sobre un auténtico escenario, hecho de piedra e historia.

No me interpreten mal. No voy a jugar a ser Fellini por una tarde y retratarles dicha ciudad a golpe de frases célebres, sonidos nostálgicos y recuerdos que empiezan a esfumarse. Aunque, para qué negarlo, es el contraste, que tan bien retrató este director en su película "Roma", el que da forma al aparente caos de esta ciudad.

Lo que sí puedo hacer es contarles que el Coliseo no es tan grande como nos regala Ridley Scott en su enorme “Gladiator”. Que se puede recorrer la ciudad en una moto Vespa, intentado recuperar algo de los setenta de Michelangelo Antonioni. Que la Fontana de Trevi reluce como la primera vez que se asomó por mi televisor semejante escena de "La Dolce Vita" de Fellini. Y, ¿saben?, Marilyn estuvo allí, lo dicen las postales que te encuentras a la salida de la Cinemateque.

Han sido mis "Vacaciones en Roma". Ningún fotógrafo con aire a Gregory Peck me ha enseñado la Piaza de Espagna, ni la Piaza Navona. Pero, admitámoslo, yo no soy Audrey Hepburn y mi vida no está dirigida por Billy Wyler.

Escrito por La pequeña Delirio a las 7 de Septiembre 2006 a las 03:19 PM
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