Frente a la evidencia de que la energía se agota, ya que las fósiles agonizan y las renovables no suponen todavía una alternativa, muchos expertos han decidido abogar por la defensa de la vuelta de la energía nuclear; según ellos, la alternativa más segura, eficaz y ecológica para satisfacer las necesidades globales de electricidad.
La energía nuclear se ha caracterizado desde sus inicios por su relación de amor odio con la opinión pública. Desde su nacimiento en forma de bomba atómica, pasando por su puesta de largo durante la década de los 60 a través de la ingeniería civil, hasta llegar a los virulento 80, década en la que los ecologistas, con el desastre de Chernóbil por bandera, se opusieron de manera radical a esta forma de explotación energética.
Es ahora cuando expertos y ecologistas pugnan para que la mala prensa de la energía nuclear cambie. James Lovelock, cabeza visible del ecologismo británico y autor de la hipótesis Gaia sobre el mantenimiento de la Tierra, declara al respecto que los ecologistas se han situado en una posición contraria a la energía atómica porque tienen miedo de perder apoyos si dan un giro total en este asunto, giro con el cual está totalmente de acuerdo.
Que la demanda energética mundial no dejará de crecer en las próximas décadas es sabido por todos. Todavía hoy, un tercio de la población del planeta no tiene acceso a la electricidad; estamos hablando de un tema alarmante ya que, es de esperar, que estos millones de ciudadanos quieran recibir luz en sus casas, todo ello sin olvidar el aumento de la demanda energética en el primer mundo. Según el World Energy Council y el International Institute for Applied Systems Analysis (IIASA) en los próximos cincuenta años el aumento de la demanda será de un 50% en el supuesto más modesto, mientras que puede que aumente hasta un 250% en el caso del mayor crecimiento económico que se pueda prever. Salta a la vista que las actuales estructuras de reparto energético están muy por debajo de estas expectativas de futuro.
Cumplir el Protocolo de Kyoto
Si se quiere alcanzar el objetivo de la disminución de un 8% de las emisiones de dióxido de carbono fijadas por Kyoto para la Unión Europea es obvio que habrá que reducir la producción de energía obtenida por medio de la materia prima fósil. Esta reducción abrirá una grieta que habrá que cubrir, ya sea con centrales eólicas, solares o con centrales nucleares. La dirección General de Transportes y Energía de la Comisión Europea advierte que la UE no podrá cumplir su reducción de emisiones si no cuenta con, al menos, cien centrales nucleares más. La réplica de la Comisión Europea de Medio Ambiente no puede resultar más esclarecedora cuando afirma que, para cumplir el Acuerdo de Kyoto, no hay ninguna necesidad de incrementar el uso de energía nuclear.
Países como Alemania, Francia, Reino Unido o Suecia están reduciendo sus vertidos de gases a la atmósfera de forma que en 2008-2012 habrán alcanzado sus objetivos sin aumentar la producción de energía nuclear. Las medidas que hay que adoptar no pasan por la construcción de una energía que fue excluida de Kyoto en la Cumbre de Bonn del Convenio Marco de Protección del Clima en el año 2001. Estas medidas pasan por la adopción de una política de ahorro energético, de penalización fiscal para las actividades más contaminantes, de sustitución del carbón por el gas y de incorporación de tecnologías limpias para cumplir con las cuotas de reducción pactadas. Pero también es cierto que estos países han mantenido su producción nuclear y resulta bastante probable que, de no haberlo hecho, no hubieran podido cumplir las reducciones.
De todas formas, no hay que olvidar que, actualmente, la principal fuente de energía europea sigue siendo el petróleo, de la que se extrae el 41% de la energía consumida, mientras que del gas sale el 22%, del carbón el 16%, de las centrales nucleares el 15% y de las energías renovables el 6%. La circunstancia que más alarma y llama la atención es la dependencia energética por parte de la UE y más concretamente de España, donde el 75, 9% de la energía primaria consumida es importada. No obstante, en nuestro país en el año 2004 se gastaron más de 1,750 millones de euros en la construcción de nuevas centrales de ciclo combinado, mientras que la estrategia de ahorro y eficiencia a duras penas superaba los 10 millones de euros. La inversión y la orientación de todas las políticas se han enfocado hacia la generación, olvidándose por completo de la distribución.
La vieja energía nuclear
En lo que a economía se refiere, la energía atómica no tiene competencia aparente. El suelo necesario para que una central produzca la electricidad equivalente a 1000 megawatios es de 1 a 4 kilómetros cuadrados, mientras que las solares ocupan de 20 a 50 y las eólicas de 50 a 250. Por otra parte, el coste de cada kilowatio/hora de electricidad es de 3,5 céntimos de euro en el caso de las nucleares; 3,9 en las de gas; 4,7 en las hidráulicas, 6 en las de petróleo y 6,2 en las eólicas.
Aún así, las asociaciones ecologistas cimentan el declive de la industria nuclear tanto en su peligrosidad como en el problema del tratamiento de los residuos radiactivos, todo ello sin perder de vista el tema de la competitividad económica en unos mercados energéticos que tienden deliberadamente hacia la liberalización. Esta última supone un problema determinante en lo que a seguridad se refiere. Las nucleares invirtieron en el 2003 un 59% menos que en 1996. Esta reducción de inversiones comenzó en 1997 tras el cambio legal que obligó a las nucleares a pagar todas las obras que, hasta el momento, pagaba el consumidor.
El Foro Nuclear, que agrupa a las empresas dueñas de centrales, insiste en que cerrar las nucleares significa prescindir del 25 % de la electricidad, lo que supondría emitir 60 millones de toneladas más de dióxido de carbono. Sabiendo que en España se excede el triple de lo que permite Kyoto en lo que a estas emisiones se refiere, el cierre del parque nuclear nacional, a día de hoy, resulta inviable.
Actualmente, tan sólo se están construyendo 38 centrales nucleares, el menor número desde hace 25 años. La cifra de estos últimos es insuficiente para mantener una industria nuclear que sólo se sostiene gracias a la inversión pública. Hay que tener en cuenta que el coste de construcción de una central nuclear de 1000 megawatios ronda los 3.000 millones de euros, cifras que hacen prácticamente imposible financiar un plan intensivo con el que combatir el problema del cambio climático y así cumplir Kyoto.
Carlos Bravo, el responsable en España de la Campaña de Energía de Greenpeace, considera que actuar contra las emisiones de dióxido de carbono mediante el uso de energías renovables principalmente requeriría una inversión de menos del 5% del PIB español, algo que él cree asumible.
¿Alternativas reales?
Las energías eólica y solar son las principales fuentes de energía renovable hoy en día. Pero, según los informes de la Unión Europea, nuestro continente no podría satisfacer los compromisos de Kyoto construyendo solamente molinos y paneles solares. Las dos renovables más fuertes prometen a largo plazo, pero resultan poco aplicables en la actualidad. Según el profesor de Ingeniería Química de la UAM y ex director de R.R.I.I. de ENRESA, Valentín González, las energías renovables serán un complemento muy importante de las fuentes de producción masiva; suministrarán valores entre el 15 y el 20 % del consumo eléctrico, cuando se haga un fuerte efecto inversor. Desde este punto de vista no resulta realista, incluso a largo plazo, la posibilidad de que en los próximos cincuenta años las energías renovables lleguen a ser las únicas suministradoras de energía. Tendrá que existir una fuente de producción masiva como, por ejemplo, la fusión termonuclear.
Un informe de la organización no gubernamental Greenpeace titulado Renovables 2050, elaborado por el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IIT) de la Universidad Pontificia de Comillas, asegura que las energías renovables podrían superar en 56 veces la demanda eléctrica de España en el año 2050. Afirman que la capacidad de generación renovable es tan elevada que se podría ampliar incluso la posibilidad de cubrir todas las demandas de energía, no solo la eléctrica, en 10 veces la demanda peninsular de energía total proyectada para 2050.
El potencial, reiteradamente infravalorado dado su escaso desarrollo, de las energías renovables, además de evitar las consecuencias del cambio climático, ofrece la ventaja de su mínimo impacto en el ecosistema, ya que son fuentes de energía que no generan residuos y pueden ser desmanteladas sin dejar un rastro perdurable en el lugar donde estuvieron. El estudio antes mencionado, elaborado por Greenpeace, hace una valoración en cifras totales del potencial energético de las principales fuentes renovables en España. El umbral establecido es el del año 2050 y el estudio se concentra en las siguientes fuentes renovables: La energía solar-termoeléctrica, que podría generar 35 veces más cantidad de energía que la demanda prevista para la fecha límite; la energía eólica terrestre (8 veces más) y la solar fotovoltaica (5 veces más). A estas hay que añadir la chimenea solar, la energía eólica marina y la energía de las olas, todos ellos recursos renovables con la ventaja añadida de estar perfectamente distribuidos por todo el territorio peninsular, ofreciendo así todo un abanico de opciones para plantear la oferta de generación de energía totalmente renovable. La hipótesis sobre la que se construye el informe parte de una España cuya población no excederá los 40 millones de habitantes, repartidos por el territorio nacional en la misma proporción que en el año 2003, con una media de consumo al día de 20 kilowatios (kwh) por habitante, siendo el total anual de 280 toneladawatios (Twh)
También hay que tener en cuenta que en este estudio no se concreta cuál sería la fuente (o fuentes) que se encargaría de sustituir a las actuales contaminantes. Por otro lado, también falta por establecer cuál sería el desembolso para poder crear la red de infraestructuras renovables que sustentaran el proyecto energético. Desde Greenpeace queda pendiente para el próximo año la publicación de la segunda parte de este informe, donde se concretará la integración de las energías renovables en la realidad del sistema eléctrico. Para entonces, puede que ya se hayan puesto en marcha en Europa los planes de desarrollo de la alternativa limpia nuclear, augurados por las declaraciones de personalidades como el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia: Soy muy reticente a la energía nuclear pero, creo que ahora, tal y como han cambiado las condiciones, sería suicida no analizar de nuevo en qué condiciones, bajo qué supuestos y con qué garantías puede considerarse esta hipótesis.
Siempre me gusta meter un poco de caña cuando hablas de estos temas, y ahora no voy a ser menos.
Primero, dos apuntes superficiales. kWh y no kwh (pobre Watt, la mayuscula más olvidada de la historia) y TWh no es tonelada watio hora (¿cuál sería la diferencia entre una tonelada-watio y un kilo-watio?), sino que se refiere a Terawatio hora (usease, 1.000.000.000.000 watios hora).
Y luego sobre el informe. Por lo visto, demuestra de manera bastante plausible (solo le he echado un vistazo, pero tiene buena pinta) que es factible suministrar 10 veces la demanda energética de la península en el 2050 sólo con fuentes renovables. Y efectivamente, es cierto, al igual que se podría hacer contratando a cien millones de chinos y poniendoles encima de bicicletas con dinamos. La verdadera pregunta que uno se debe hacer es "¿es viable?", y me temo que esa parte del informe me la he debido de saltar.
Un saludo tocapelotas, para variar.
Escrito por ruben a las 21 de Julio 2006 a las 04:22 AMSaludos Mr. Desaparecido...
Un profesor de Matracas ya me avisó de la cagada que tú corriges, pero gracias, siempre resulta bonito ver que te preocupas... jeje
Espero que para el próximo, la energía Nucelar (nucelar, nu-ce-lar) en España, estés igual de atento...juas!
La parte de "es práctico llenar nuestros techos de paneles y nuestros patios de molinos" es la segunda... esa que se guardan para otoño, creo recordar...
Un besote!
I think that the nuclear energy can be very harmful to our planet.Do you remember the catastrophe of Chernovil? What happened in this town? Can you say me how many persons died? How do you think about it? Do you think than people'll can return to their home?
It's better say NO to the nuclear centrals builing that run the risk of die.(reflect on it)
Greetings & kisses from England.
Lucky, love & peace to you.
..Claire*