El Foro Complutense nos ofreció a finales de enero un diálogo entre Juan José Millás, escritor y periodista, y Joaquín Aguirre, profesor de la facultad de Ciencias de la Información. Bajo el lema Ente la literatura y el periodismo Millás trató temas como el de la representación de la realidad, la rareza de la normalidad como valor noticiable, la cultura como ingrediente indispensable para poder elegir y la persistencia de la ilusión de la realidad, retratada en su libro sobre el Caso Nevenka, donde este escritor relata a modo de lo que él llama gran reportaje, por su extensión, la destrucción y reconstrucción sin apoyos externos de Nevenka Fernández.
A propósito de este trabajo surgió el debate sobre el subtítulo de esta obra, Hay algo que no es como me dicen, que nos desveló que tenía que ver con una constante que torturaba a la protagonista del reportaje, ya que no entendía por qué le ocurría a ella, una buena chica que creía que el mundo era de una determinada manera, aquella situación de falta de apoyo de todos los sectores de la sociedad, desencadenada por su demanda de acoso sexual al alcalde del municipio del que ella era concejala.
Se le plantea desde el público si esta obra debe considerarse novela o reportaje, a lo que responde que la articulación hace que el reportaje parezca una novela, pero no hay ficción por lo que es un gran reportaje, lo que aprovecha Millás para derivar su discurso a las formas de contar una historia o reflejar la realidad, situación que aclara diciendo: La vida es inevitable y la literatura y el periodismo se componen de elementos necesarios, no de elementos desarticulados. Cuando se cuenta una vida se convierte en discurso. El periodismo y la literatura son discursos en la medida en que ambas son representación de la realidad ( ) El periódico es una representación de la realidad, no es la realidad. Y matizó hablando sobre qué se considera realidad y qué ficción cuando sentenció como ejemplo que todos los artículos que trataron sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak son ficción, ya que todas las informaciones sobre el tema se publicaron como verdaderas, pero más adelante se supo que no debían considerarse como tales debido a que no se encontraron dichas armas en Irak.
El periodismo y la forma de relatar acontecimientos en prensa quedó perfectamente enmarcado desde el prisma de Millás al utilizar una misma situación y dos tratamientos diferentes a la hora de trabajar la información. Así, explicó que cuando escuchamos una noticia a la hora de la cena donde se nos cuenta que han muerto un número determinado de personas, tendemos a no inmutarnos ni conmovernos. En cambio cuando se relata que ha sido encontrado un hombre bajo unos escombros gracias al sonido que provocaba una caja de música, el público si siente una relación y una proximidad con la víctima. El grano está en la periferia del suceso. En lo pequeño está el significado. Tanto en literatura como en periodismo no hay que ir al grano. Concluyó con la recomendación para todos los periodistas de que la elaboración de un buen artículo, reportaje o articuento depende de la capacidad para asociar datos principales con periféricos, sumándole la dosis de ironía que se crea necesaria y el talento propio de cada uno.